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martes, abril 20, 2010

Enterrada Viva (versión completa)

Hace ya varios días publiqué un post titulado "Enterrada Viva", que respondía a una tarea que me asignaron en el Taller de Narrativa y Creatividad Literaria que estoy tomando con la escritora y periodista Milagros Socorro.
La asignación, aparentemente sencilla, consistía en escribir una escena de 1.500 caracteres.
Tomé un fragmento de un relato que he estado trabajando desde hace ya algún tiempo y fui haciendo los recortes que pensaba eran necesarios para alcanzar los 1.500 caracteres. El resultado? No lo sé, definitivamente no estoy segura sobre si en tampoco espacio podía realmente conservar la escencia del relato original, pero en todo caso para los que han preguntado por la escena completa y que conocen el contexto de la historia, aquí se las dejo:
Era apenas una habitación de tres por tres, con una luz de neón que parpadea desde la lámpara del techo, las paredes dejaban ver que alguna vez fueron blancas y como mobiliario no había más que una simple mesa ya bastante vieja y un par de sillas de metal a cada lado, lo que le daba a todo el ambiente un aire frío e impersonal, tal como se supone que debe ser un cuarto de interrogatorios.

__ Entonces “Ángela” - dice leyendo el nombre en un papel inserto en una carpeta de pinza - ¿cómo fue que lo mataste?

__ Con el jarrón de la mesa del comedor, se lo estrellé en la cabeza, perdió el equilibrio y se desplomó contra la mesa, y allí cayó, muerto.

__ Así, ¿nada más? ¿No deberías sentir algo? Tristeza, culpa…remordimiento tal vez

__ ¿Remordimiento? La verdad es que no, al contrario, en este momento siento alivio…

Era cierto, no estaba alterada, no dejaba ver vestigio de nervio alguno, sólo había soltado las palabras en un tono lacónico, con la mirada perdida y sin expresión en el rostro. Tal parecía que en ese instante no estaba allí, que estaba perdida en algún lugar de su mente hablando consigo misma y no con el oficial de policía que le tomaba la declaración.

El oficial Edmundo Suárez estaba a punto de pensar que esta mujer no estaba en sus cabales, sólo una más que comete un crimen llevada por la locura. Le habló casi con fastidio.

__ ¿Te das cuenta que acabas de admitir que eres una asesina?

__ Cuando estaba en mi luna de miel tuve un sueño. Estaba sumida en la nada, en la más absoluta obscuridad y, aunque no podía ver, sabía que estaba en un lugar diminuto porque apenas tenía espacio para moverme, lo único que percibía era un silencio aplastante que zumbaba taladrándome los oídos. No entendía qué pasaba, estaba desorientada, pero había algo… ¿qué es? ¿Qué pasa? ¿Donde estoy? – dice viendo a su alrededor – ¿Qué es ese olor? el aire era espeso, pesado, olía a moho y humedad; quería respirar, pero no podía, a cada intento mis pulmones se comprimían sin una gota de aire dentro de ellos…quería aire sí, pero sólo aspiraba muerte; y entonces lo entendí…estaba en una tumba, mi tumba, estaba enterrada viva, y estaba muriendo. Me apuñaló el dolor más intenso que puedas imaginar, justo aquí, en la boca del estómago – dijo señalándose - se extendía por todo mi cuerpo, no hubo una parte de mí que no sintiera la agonía de ese dolor, era como si me quebrara en pedazos, quería gritar y la voz no salía de mi garganta, apenas un susurro ahogado; sentía la sangre golpeando con sus últimas fuerzas en mis venas, podía oírlo, cada latido era un mazazo en mi pecho, las sienes me crujían con cada pensamiento. Estaba enterrada viva y estaba muriendo.

Seguía ida, como en otro mundo, y hablaba tan bajo que el oficial Suárez tuvo que acercarse para poder apenas escuchar lo que decía.

__ No entiendo a dónde quieres llegar con todo este cuento.

Dio por descontado que era una pobre lunática y no estaba de ánimo para perder tiempo escuchando sus desvaríos.

Por primera vez desde que llegó a la Comisaría hace más de una hora, lo miró fijo con unos ojos negros, abismalmente profundos y con un brillo que por fin dejaba ver la infinita ira que había en ella.

__ Quiero decir que llevo años muerta en vida y sólo le pagué con la misma moneda al que me mató primero.

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