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martes, enero 23, 2007

Y Júpiter está en Sagitario...

Desde hace varias semanas he pasado (y sigo pasando) por un período de introspección en el que deliberadamente he decidido no escribir y dejarme llevar por mis reflexiones, las cuales van desde las más efímeras promesas de año nuevo, hasta los más profundos pensamientos ante los cambios que se están sucediendo en el país como si se tratara de una locomotora que avanza a toda velocidad con el firme propósito de llevarse por delante a todo el que se atraviese. Casi siento que estoy atada a los rieles.

Sin embargo, buscando distracción de tanto anuncio socialista y para no dejar de lado la vena farandulera, faramallera, dirían en mi país "zafrisca", y dejándome llevar por la curiosidad, me interné en la lectura de varios pronósticos y predicciones, por aquello de saber qué deparan los astros para el año que comienza, y para mi alivio descubrí que cuanto astrólogo, tarotista o afín que existe sobre la faz del planeta me augura el mejor de los panoramas gracias a la llegada de Júpiter al signo de Sagitario, lo que supone una suerte de cielo abierto durante los próximos 12 meses, en los que sólo puedo esperar éxitos, suerte, prosperidad y todo un diluvio de magníficas dádivas que el enorme planeta trae a mi signo.

Pero me encuentro con que ya llegó el 2007, y no hay fanfarria ni papelillos, si ya empezó la fiesta de bienvenida para el gran astro, entonces me doy por no invitada.

Muy por el contrario, inicia el año y me despierto con una variedad de "detalles" que distan mucho de ser agradables: no puedo comprar un apartamento porque el más pequeño en una zona decente con condiciones mínimas de seguridad cuesta al menos 200 millones de bolívares; tampoco puedo alquilar uno porque entre depósitos, mes administrativo, pago de comisiones a inmobiliarias y agentes de bienes raíces, y pago de gastos notariales se necesitan como mínimo 10 millones, lo cual pareciera no ser una suma tan extravagante, pero es que a eso hay que sumarle lo que pueda costar equipar el apartamentito, entiéndase lavadora, nevera, cocina y otras minucias de ese estilo. Prácticamente para poder alquilar y equipar un lugar donde vivir, tendría que vender el carro, que por cierto todavía estoy pagándoselo al banco....jajajaja eso parece un chiste, un pésimo chiste, humor extremadamente negro. Pero no hemos terminado, todavía falta ponerle la cereza al helado, y para terminar de dar las pinceladas finales al panorama, tengo que empezar a buscar otro empleo, gracias a las amenazas de nacionalizar (y desmantelar) la empresa para la cual trabajo, así que hay que ponerse a buen resguardo antes de que llegue el tsunami rojo rojito.

Pero que no cunda el pánico, aparece una luz en el horizonte...Me voy del país!!!!!!

Después de recibir invitaciones a charlas sobre inmigración a Canadá y Australia, conversar con amistades y enterarme un poco de cómo es el proceso y cuánto significa en términos de inversión, me doy cuenta que tampoco la opción de partir a otras latitudes es viable, pues para materializar los sueños de vivir bajo un cielo diferente se necesitan entre 6.500 y 7.500 "dolariños", pero eso no es todo, dadas las condiciones cambiarias en Venezuela las agencias que organizan todos los trámites para la inmigración exigen que el pago de esos dólares sea a través de una cuenta abierta en el exterior, es decir a los 6.500 - 7.500 dólares hay que sumarle el boleto aéreo de viajar aunque sea a Miami para abrir la fulana cuenta. Pero no seamos pesimistas, imaginemos que se puede conseguir el dinero a pesar del control cambiario, entonces entra en juego el factor tiempo, pues completar todo el proceso lleva aproximadamente un año si todo sale bien y no es rechazado ningún documento en medio de tanto trámite, si eso llegase a ocurrir pueden pasar hasta 18 meses antes de que pueda irme definitivamente del país...No me atrevo ni siquiera a imaginar en qué condiciones podría estar Venezuela al cabo de ese año y medio. Se apaga la luz en el horizonte.

Parece insólito que siendo una persona joven, profesional, con un sinfín de posibilidades de crecimiento y principalmente con un gran deseo de surgir y seguir creciendo, vea que el cuadro no se pinta precisamente con los colores más vívidos.

A pesar de ser generalmente una mujer centrada, que mantiene la calma incluso cuando todo en el entorno impulse a lo contrario, y que por encima de todo trata de mantener el humor y tomarse las cosas con el mejor talante posible (al menos es el intento), cuando quiero armar un futuro de mediano o largo plazo veo que las esperanzas son opacadas por una realidad que cae como balde de agua helada, y no lo niego el optimismo se me va a la porra, la sonrisa se me esfuma y lo único que siento es frustración, en mi cabeza sólo hay preguntas: ¿y ahora qué?¿que otras opciones existen?¿qué hago?...No he dado con las respuestas, aunque estoy en la afanosa búsqueda.

Lo qué más golpea mi capacidad de asombro es ver que esta situación obviamente no sólo me afecta a mí, son muchas las personas que se encuentran de frente con la misma pared, es una realidad que envuelve a un grupo social que en algún momento conformó la clase media, sin embargo en el ambiente existe una especie de letargo, de pesada aceptación, resignada pesadumbre que no logro comprender, se hunde el barco y nadie intenta salvarse, todos se quedan en cubierta con cotufas y refresco viendo el espectáculo, como si fueran meros espectadores y no se dieran cuenta que esta realidad les es propia, no es la historia de nadie más, de un tercero o un extraño, no en lo absoluto, se trata de sus propias vidas, pero todos callan y con los brazos cruzados esperan por "algo" o "alguien" que venga a cambiar las cosas. Se me desencaja la mandíbula cuando veo esas actitudes de "ya veremos que pasa", "ya haremos algo", "ya pasará", "luego vemos", pero sin acción eso sí, como muertos simplemente esperando, aguardando cómodamente no se qué.

Frente a todo este panorama decidí guardar silencio, por eso no he escrito en tanto tiempo y he preferido no esparcir mi bilis y evitar así amargarle el inicio de año a alguien más, definitivamente no estoy para hacerle barra a nadie y tengo el ánimo volteao', así que mejor me quedo tranquilita haciendo señales de humo a Júpiter para que se acuerde de esta sagitariana y no me niegue sus bondades, pues por ahora parece haberse olvidado de mi carta astral desconociéndome por completo.